Como ya adelantamos en la última entrada, no solo es importante la relación entre movimiento y dolor, sino también la existente entre dolor y movimiento.
Por lo tanto, en esta entrada vamos a responder a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo afecta el dolor al movimiento?
- ¿Qué implicación tienen estas afectaciones?
¿Cómo afecta el dolor al movimiento?
Desde que se produce la aparición del dolor por primera vez (lesión, quemadura, primer momento en que somos conscientes de tener dolor lumbar…), es decir, en su fase aguda, se empiezan a producir cambios en la manera en que nos movemos. Básicamente, nuestro organismo pone en marcha todas la medidas necesarias para recuperarnos.
Vamos a poner el ejemplo de un dolor lumbar que ha aparecido de repente. Este dolor favorece el reposo, tanto de esa zona en específico, como del cuerpo en general para agilizar el proceso de recuperación.
Ya tenemos dos formas en que el dolor afecta al movimiento, pero vamos a ir un poco más allá y vamos a enfocarnos en algunos cambios más sutiles, los cuales van a tener mucha importancia como ahora veremos. Sigamos con el ejemplo del dolor lumbar:
Imagina que normalmente doblas la espalda para atarte los cordones, pero que hoy, con este dolor notas que en vez de actuar por defecto e inconscientemente, has pensado por un segundo en que esa acción te iba a doler, consecuentemente has decidido buscar un punto elevado para apoyar la pierna y así no doblar la espalda.
Este cambio sutil es propiciado por el dolor en su fase aguda y tiene una gran utilidad, la de facilitar el proceso de recuperación. Lo normal, es que no le des importancia a este dolor, en dos días te deje de molestar y vuelvas a moverte con normalidad.
Bien, hasta aquí todo perfecto. El dolor ha cumplido su función biológica, es decir, protegerte y facilitar el proceso de recuperación. ¿Pero qué pasa si…?
Miedo al movimiento y cronificación del dolor
¿Qué pasa si en vez de no preocuparte por ese dolor te empiezas a preocupar? ¿Qué pasa si empiezas a pensar que te ha pasado algo grave y que te has podido hacer daño en la columna? ¿Qué pasa si rápidamente vas al médico y este te dice que evites doblar la espalda para cualquier acción porque es malo? (Por cierto, el otro día subí unas historias importantes sobre este tema a Instagram. Están en la sección de destacados. Os dejo el enlace por aquí). Pues te digo lo que pasa…
El dolor ya no durará dos días, sino que llevará una semana y aún no habrá desaparecido. Esto se debe a que tus pensamientos están centrados en esa zona. Estás demasiado preocupado (sin razón) y estás sobreprotegiéndote. Tu preocupación significa alarma para el organismo, ¿y cuál es el sistema de alarma de nuestro organismo? El dolor.
¿Llegados a este punto que pasa? Pues que la acción de doblar la espalda para atarte los cordones ya no la realizas por dolor, sino por miedo. Crees que es dañina para tu columna y empiezas a desarrollar miedo a moverte de esa manera. Restringes tu variabilidad en cuanto a movimiento se refiere y esto empieza a producir cambios permanentes en tu cerebro. No solo en la manera en que te mueves, sino en la forma en que evocas dolor.
Has conseguido que tu cerebro relacione doblar la espalda con dolor. Por eso ahora, cada vez que dobles la espalda vas a sentir dolor, pero no porque te estés haciendo daño en la columna, sino porque se está activando tu sistema de alarma. Dicho sistema se ha configurado mal debido a las diferentes creencias, a la información que te han aportado y ahora encima también, debido a la propia experiencia.

Has entrado en un bucle de retroalimentación positiva y tienes todas las papeletas para que tu dolor se haga crónico. ¿Qué es lo mejor que puedes hacer en estos casos?
- La prevención con conocimiento sobre el dolor es la mejor opción para no llegar a este punto. Por ejemplo, leyendo este blog 😉.
- Exposición progresiva al movimiento que desencadena dolor para conseguir eliminar la relación que ha establecido tu cerebro entre ese movimiento y el dolor.
En resumen, tanto si estás en esta situación como si no, la información aquí presentada es importante para ti. Si tienes cualquier duda respecto a tu caso, no lo dudes y contacta conmigo. Además, aprovecho para recordarte que si la información que transmito en este blog te resulta de interés, tienes disponible la opción de escribir tu correo en la caja que aparece aquí abajo para que te mantenga informando de las nuevas publicaciones.