Este texto es un poco extraño, pero me gusta. Es una combinación de información valiosa con la que puedes aprender y profundizar, junto con preguntas que yo mismo me hago y me hacen reflexionar y que estoy seguro, te harán reflexionar a ti. Y al mismo tiempo, es una especie de catarsis, donde me desahogo y te muestro mi lado más humano. Creo que es especial en muchos sentidos y que no te va a dejar indiferente.
Estar en un estado metabólico donde principalmente se queman grasas, requiere de un cambio hormonal, fruto en primer lugar de la depleción de los niveles de glucosa en sangre.
El estado de quema de glucosa está dominado por la insulina, mientras que el estado de quema de grasa está dominado por el cortisol, adrenalina, noradrenalina y glucagón.
Estos cambios hormonales hacia la quema de grasa son los que están presentes en el estado de ayuno. Por eso, a la dieta cetogénica también se la conoce a veces como “dieta que imita el ayuno”.
Dicho cambio hormonal es una respuesta al estrés, por lo que tanto el ayuno como la dieta cetogénica, suponen un estrés para el organismo. Este estrés, si se produce de manera intermitente es positivo y se le denomina hormesis. Sin embargo, de manera constante, debilita nuestro organismo.
- ¿Un ayuno de 14-16h que se realiza de manera constante y al que estás más que adaptado se considera un estrés? En mi opinión no, pero puede ser un agravante; esa gota de agua que hace que colme el vaso cuando lo hemos llenado con nuestro contexto de elevado estrés (trabajo, niños, obligaciones, hipotecas, superproductividad…).
Las hormonas que controlan la utilización de los ácidos grasos dependen de la disponibilidad de glucosa, lo que sugiere que podríamos entender a la grasa como el combustible de emergencia.
- ¿Qué sea de emergencia quiere decir que se utilice poco o que sea malo utilizarlo?
Para nada, de hecho, evolutivamente teníamos que pasarnos temporadas muy grandes utilizando predominantemente las grasas. Esto significa, que para que nuestros genes se expresen bien, debemos seguir pasando grandes temporadas utilizando la grasa como fuente de energía predominante.
- ¿Pero no es un estrés? Sí, pero un estrés positivo y necesario, tal y como lo puede ser el ejercicio físico o la exposición al frío. El problema es nuestro contexto aberrante, en el que partimos de un estado basal de estrés. Tenemos exceso de cortisol todo el día circulando por nuestro organismo. Por eso hay personas, que las dietas muy bajas en carbohidratos no les sientan bien.
En estas personas habría que hilar muy fino. Por un lado, vienen de un metabolismo destruido y desplazado hacia la utilización constante de glucosa, lo que está provocando una resistencia a la insulina y agotamiento del páncreas. Por otro lado, tienen unos niveles excesivos de cortisol, por lo que una alimentación sin carbohidratos puede agravar el problema.
Bien, necesitamos bajar los carbohidratos para poder revertir su metabolismo, pero al mismo tiempo, ¿cuál es el límite al que podemos bajarlos para no hacer sufrir de más al organismo?
- Si cambiase su contexto; si su estrés no fuese tan descabellado, sería mucho más fácil…
Compleja situación. Por eso para mí, el ayudar con la nutrición de las personas es un arte. Requiero de su contexto específico y al mismo tiempo de sus analíticas. Y ni siquiera, en esta situación puedo estar seguro de lo que les voy a decir. Puedo tener cierta convicción, pero muchas veces se necesita de ensayo-error con la persona.
Necesito poner a prueba lo pautado y ver cómo responde la persona para así poder recalibrar y poco a poco darle exactamente lo que necesita. Aquí, no te voy a engañar, se sufre mucho la presión por parte de la otra persona, que quiere resultados, y los quiere ya.
Por otra parte, es muy importante tener en cuenta el “Ciclo de Randle”. Hace referencia a la competición entre glucosa y ácidos grasos como sustrato energético. La presencia de uno en grandes cantidades inhibe la utilización del otro. Aquí viene de perlas que te deje este vídeo:
Además, este ciclo de Randle también nos indica que hay una tendencia a seguir utilizando el sustrato que estaba siendo utilizado en el pasado. Bajemos esto último a tierra:
- Vienes de una alimentación durante muchísimos años donde basabas tu fuente de energía en los carbohidratos.
Si en esta situación quieres que tu cuerpo empiece a quemar grasa, debes tener en cuenta esa tendencia. ¿En qué sentido? Pues que, si no recortas los carbohidratos lo suficiente, igual no quemas grasa, y seguirás quemando carbohidratos, pese a que el aporte de grasas proporcionalmente sea mucho mayor al de carbohidratos. O incluso, si tienes la proteína muy alta, por esta tendencia, utilizarás la proteína para fabricar glucosa.
Si pasa esto, además, tendrás tendencia a almacenar la grasa que estás consumiendo. A veces es un mal necesario, también te digo… pero házselo entender a la persona que te contrata para perder peso. De nuevo, hay que hilar muy fino. Es decir:
- ¿Cómo conseguimos que la persona empiece a utilizar la grasa como fuente de energía desplazando a los carbohidratos (para reparar su metabolismo), pero sin que esto suponga una elevación de los niveles de estrés (porque su contexto no nos lo permite) y sin que gane grasa en el proceso (porque claro, su prioridad es perder peso)?
Muy difícil, amigos. De nuevo, un arte. Ahora vamos a otra situación también muy común últimamente:
- Vienes de una alimentación muy baja en carbohidratos durante mucho tiempo, incluso 5-6 meses. Sin duda la grasa es tu combustible predeterminado.
Teniendo en cuenta el ciclo de Randle, vas a tener tendencia a seguir utilizando la grasa y habrás perdido además flexibilidad metabólica; no eres bueno quemando carbohidratos. Tendrás que reintroducir los carbohidratos de manera progresiva, pues no los vas a tolerar bien:
- Digestiones pesadas
- Elevación muy abrupta de los niveles de glucosa por la intolerancia y, en consecuencia, de los niveles de insulina, lo que te hará almacenar la grasa que estás consumiendo junto con ese carbohidrato.
- Somnolencia y menores niveles de energía de lo normal.
En esta situación será clave reintroducir los carbohidratos progresivamente empezando por pequeñas cantidades, y prestando especial atención a no mezclarlos con grasas en la misma comida.
Parece que una vez más, como todo en la vida, debemos encontrar el equilibrio. Para encontrarlo deberemos desequilibrarnos durante el proceso, y por supuesto, aceptar las consecuencias de estos desequilibrios; tener las expectativas bajo control.
¿Cómo te hago entender que para perder grasa a largo plazo necesitamos generar ciertos cambios a nivel metabólico, hormonal y genético, y que, para que dichos cambios se produzcan, a veces tenemos que pagar el precio de no perder peso o incluso ganarlo al principio? ¿Cómo te hago entender que lo que quieres conseguir en 4 meses igual necesita de 4 años sin desmotivarte a empezar?
Esta es una de las principales dificultades que me encuentro día a día en mi trabajo. Uno de mis grandes quebraderos de cabeza. Sin embargo, un bonito quebradero de cabeza.
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