Cada vez tengo más claro que la grasa es el combustible utilizado durante situaciones de estrés y de escasez. Las respuestas hormonales elicitadas durante situaciones de escasez y durante situaciones de estrés son las mismas.
- Liberación de glucagón, cortisol, adrenalina y noradrenalina.
De esto deduzco que poner el organismo en el estado de utilización de la grasa es homólogo a ponerlo en un estado de estrés. Un estrés de bajo grado y que puede ser positivo, pero, al fin y al cabo, un estrés.
- ¿Le quita esto importancia a las grasas?
En mi opinión, la respuesta es un NO rotundo. Si la grasa es el combustible preferencial en situaciones de estrés (en el sentido de que es el que más se usa, pues la glucosa procedente de los carbohidratos se usa al principio, pero se gasta rápido), esto le otorga una mayor importancia que antes.
Ahora, con más razón, necesitamos ser increíblemente buenos utilizando la grasa, pues de lo contrario no seremos capaces de tolerar bien las situaciones de estrés.
El estrés es muy demandante a nivel energético para el organismo. No podemos depender sólo de la glucosa, que es el combustible preferido del cerebro, sistema nervioso y algunas células y órganos, pues nos encontraremos rápidamente ante la imposibilidad de cumplir con las demandas energéticas de esta situación.
Esta es la razón por la cual cuando tenemos estrés y no somos buenos “quemadores de grasa”, nuestro cuerpo nos está pidiendo constantemente carbohidratos.
Tendremos energía disponible en forma de grasa, pero no sabremos acceder a ella, y por tanto tiraremos de la proteína de nuestro músculo para fabricar glucosa (perderemos masa muscular). La proteína de la dieta también irá destinada en parte a producir energía (algo muy poco eficiente) y dejará de ser utilizada para funciones “secundarias” como el crecimiento del cabello y las uñas. Por eso las personas con mucho estrés pierden pelo, entre otras cosas.
Vayamos un poco más allá. La vida, al fin y al cabo es estrés en mayor o menor grado. El trabajo es estrés; el ejercicio físico es estrés; pasar unas cuantas horas sin comer es estrés; exponerse al frío es estrés; discutir con tu pareja es estrés; cuidar a tu hijo es estrés…
Estamos totalmente rodeados de estrés como puedes comprobar. Las demandas energéticas del estrés son brutales. No podemos depender de los carbohidratos (que se gastan muy rápido). Estos deben ser priorizados para cosas como la función cognitiva o una situación estresante y puntual como lo es hacer un sprint para coger el autobús.
Necesitamos ser increíblemente buenos quemando grasa. ¿Y qué ocurrirá cuando seamos increíblemente buenos quemando grasa? Pues que cada situación de las mencionadas anteriormente será mucho menos estresante, incluso alguna de ellas, dejará prácticamente de suponer un estrés.
Aquí es donde reside la importancia de la flexibilidad metabólica. Cuando seamos buenos utilizando la grasa dependeremos mucho menos de los carbohidratos. Nuestros músculos utilizarán las grasa en reposo y en esfuerzos moderados (tal y cómo debería ser), y esto nos permitirá tener unos muy buenos niveles de energía durante todo el día sin necesidad de estar comiendo constantemente.
En este momento además, nos será mucho más sencillo mantener nuestra masa muscular (uno proceso muy costoso energéticamente), perder grasa y dar rendimientos físicos elevados durante mucho más tiempo.
¿Quieres obtener «lo mejor de los dos mundos»? Es decir, ser flexible metabólicamente y aprender a utilizar los carbohidratos para mejorar tu rendimiento y reducir tus niveles de estrés. Te tengo cubierto. PINCHA AQUÍ
Gracias una vez más por leerme.